
Ojalá estuviera cerca el mar pensé con fuerza. Así por lo menos el calor pegajoso se aliviaría con solo escuchar el choque de las olas. Desgraciadamente el sol atonta y cada alto de semáforo presagia reflexiones inadecuadas provocadas por las altas temperaturas y lo hace transformando las ilusiones en algo vívido, casi real.
De pronto sentí un olor a mar y alcancé a escuchar una ola (recé porque no se tratara del drenaje profundo colapsándose) respiré otra vez y ya no estaba. Aguce el oído, quería que volviera a pasar; como cuando acercas un caracol a la oreja. Lo único que escuche fue el coro de escapes en la nota exacta que anuncia un siga.
Lo más cercano a la playa durante esta tarde, fue encontrar a mi marchante de agua de coco en la esquina de Gómez Farías. La sed fue mitigada, si cierro los ojos, el espejismo aun persiste.
De pronto sentí un olor a mar y alcancé a escuchar una ola (recé porque no se tratara del drenaje profundo colapsándose) respiré otra vez y ya no estaba. Aguce el oído, quería que volviera a pasar; como cuando acercas un caracol a la oreja. Lo único que escuche fue el coro de escapes en la nota exacta que anuncia un siga.
Lo más cercano a la playa durante esta tarde, fue encontrar a mi marchante de agua de coco en la esquina de Gómez Farías. La sed fue mitigada, si cierro los ojos, el espejismo aun persiste.
3 comentarios:
heyyy ud. tiene su marchante de agua de coco... no sabe como extraño ciertas conversaciones...
jajajajajajajaja, ta re bueno!!!
y por el blogg, parece que si tiene razón, pero hay que ver más!
No las extrañe... Hablemeeeeeeeeee
Te mando un abrazo y que chido saber que me lees de vez en vez.
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