viernes, 26 de marzo de 2010

26 miles to the sea Vol. I

Esta entrada me emociona tanto que me resulta difícil explicar que sentí mientras corría estos poquito más de 42 K por primera vez. Creo que lo más sincero y cercano será una crónica.

21 de marzo 2010

4 am. Me levanté nerviosa, desayuné un sandwich de mermelada con crema de cacahuate, medio plátano y un té. Me vestí, acomodé el número y revisé que todo lo que necesitaba estuviera en la cangurera.

5 am. Mi incondicional equipo de apoyo (LFP, Mamá y Rick) me llevó hasta el Dodger Stadium.

6 am. Le di una vuelta a todo el diamante, para calentar. Estiré los músculos a nivel de cancha y disfruté de estar en ese legendario lugar. Me tiré en el pasto y observé como las estrellas desaparecían para dar paso al amanecer, fue una sensación que me tranquilizó antes de decidirme a buscar mi sección de salida.

6:30 am. Aunque tenía planeado correr 10 min. por milla, me coloqué en el corral de salida que indicaba 11 minutos para salir tranquila y hacer la carrera de menos a más. No quería dejarme llevar por la emoción y acelerar sin querer (mi ego atlético se molestó, pero fue una gran decisión) mientras pensaba todo esto, uno de los “animadores” anunció que el Chef Gordon Ramsay (F word, Hells Kitchen) también se encontraba en la línea de salida.

7:20 am. Se suponía que está era la hora de salida del llamado campo completo (que incluye a todos aquellos que no romperemos marcas mundiales u olímpicas) se atrasó 25 minutos y aunque mi nerviosismo aumentó, cuando el sonido local alertó que faltaba un minuto para el disparo de salida y miles de sudaderas volaron por el aire, me liberé de mi sudadera y de cualquier temor.

Ahora si, es de verdad...

Sonó el disparo y aunque tardé en cruzar la salida (creo que habían unas 7 mil personas delante de mi) iba disfrutando cada paso, checando mi ritmo cardiaco y sobre todo manteniendo la calma. Mientras trotaba esa primera milla observaba como el estadio iba quedando atrás y las porras se hacían cada vez más intensas, bandas estudiantiles y animadoras al más puro estilo americano.

Y se hizo la música.

Milla 2. La lista de canciones en mi iPod fue una de las cosas que influyeron para bien en esta primera experiencia maratoniana y quiero agradecer a todos los que se tomaron el tiempo de escuchar. Al inicio de esta milla empezó “In the morning” de The Coral, aunque iba concentrada no pude contener la sonrisa, sin darme cuenta ya habían pasado un poco más de 2K.

Milla 3. Tomé la calle César Chavez, cuando sonaba “Hip Hop No Pares” del Instituto Mexicano del Sonido, fue un tramo mexicano pues me quité los audífonos para escuchar un poco del mariachi que animaba ese tramo, así como aplaudir a un grupo de niñas que bailaban sobre un tablado El Son de la negra, casí chillo.

Milla 4. A la mitad de Grand Av. “Girl” de Beck, me hizo sacar la cuenta de que llevaba poco más de 5K a un buen paso. Por ahí también me quité los audífonos, pues un coro de Gospel cantaba con harto corazón par animar a las almas en tránsito.

Milla 5. En esta milla hubieron unas subiditas memorables, ahí pude ver en todo su esplendor la cantidad de corredores que había, fue cuando una prolongada cuesta se llenó de gente, parecían hormiguitas, miles de hormiguitas. Unos tambores japoneses retumbaban al ritmo de mi corazón, más adelante la rola con la que me recuperé fue "Yellow Sun" de The Raconteurs.

Milla 6. Estaba corriendo sobre Sunset Blvd. Que emoción, la calle era mía (bueno y de 24999 más). Pasé frente a Wako (mi tienda de libros discos y excentricidades favorita de LA, que antes estaba en Melrose) Ahí, la voz de Regina Spektor completó la secuencia, sonaba “US” cuando recorría la primera parte de esta mítica calle.

Milla 7. Mis pasos sobre Sunset se hicieron un poco más rápidos, creo que mi confianza aumentó al checar el crono, cuando según mi cuenta ya habían pasado los primeros 10K (es un poco complicado entrenar en km y correr en millas que es algo así como 1Km con 600mts) aquí mis Arctic Monkeys con “Crying lightning” me aceleraron lo justo.

Milla 8. Aun sobre Sunset, sonó “Pale Bride” de The Von Bondies. Iba un poco acelerada, pero la siguiente canción me hizo recuperar la cordura, “Laid”de James me recordó que aun faltaban 30 KM.

Milla 9. Las estrellas aparecieron en el piso, mis tenis ya estaban sobre Hollywood Blvd. Fue ahí donde comenzó una canción que a partir de ese día se convirtió en una de mis favoritas “Consolation prizes” de Phoenix, quieren calmar a la bestia... Pónganle esta canción.

Milla 10. Esta fue una milla bastante entretenida, por un lado el Pantages Theater, la Capitol Record Tower, por supuesto el Chinese Theater. Ahí sonaron “Forever lost” de Magic Numbers (Juanitooo, eres la onda, deberías ser asesor musical) y “All or nothing” de Au revoir Simone.

Milla 11. Seguí sobre el paseo de la fama, decidí tomar una naranja y un plátano (a esas alturas siempre me empieza a dar hambre) además de un poco de bebida isotónica cuya marca mencionaré cuando me patrocinen. Mientras como diría LFP: Le echaba fruta a la piñata, comenzó “Califonia Sun” de Los Ramones, seguida de “My Boyfriend’s back” de los Raveonettes.

Milla 12. Regresamos a un tramo de Sunset, ya me acercaba a la media y me sentía bien, con mucha fuerza. Comí cuando tuve hambre y bebí cuando tuve sed, Volví a checar mi ritmo cardiaco, mantuve 95-120 y 10 min la milla. Era el momento de ser hábil y guardar toda la energía posible. Sonaba “What’s the Frecuency, Kenneth” de REM y “I’m not calling you a liar” de The Florence & The Machine.

Milla 13. Ya casi iba a la mitad del camino, así que me entretuve viendo el famoso Chateau Marmont, sabía que harta celebridad había pernoctado en ese edificio, pero la única cosa que recordé fue que a la Britney le tienen prohibida la entrada. Escuchaba “Divine thing” de Soup Dragons (L, gracias por esta canción y por muchas más) antes de terminar esta milla empezó “Interstate Love Song” de los Stone Temple Pilots.

Habían varios letreros en el camino, uno fue ¡Don’t think, Run ¡

Hasta aquí llevaba 2 horas y 9 minutos corriendo.

Continuará...