viernes, 2 de enero de 2009

La ardilla que se robó mi gatorade

Nadie estaba mirando, no hubo testigos de la acción.

No era el primer intento. En cierta ocasión un teporochito de actitud segura y aliento indescriptible estuvo a punto de llevárselo. Pero lo caché:

-¡Eh! compadre... Eso es mio.

-Perdón, es que yo también dejé uno por aquí.

-Seguro será en otro árbol, a esta hora de la mañana uno se confunde.

-Debe estar más allá... Seguro...

Mientras el teporochito se alejaba tambaleante, dejé de correr y me fui.

Lo de hoy, supera al intruso etílico en busca de hidratación gratuita.

La primera vuelta resulto normal, el envase estaba en su lugar. Me detuve a beber en la segunda vuelta al circuito. Ya iba por la tercera cuando noté que dos ardillas subían y bajaban por el tronco del árbol donde estaba mi líquido. En la cuarta vuelta baje el paso pues la escena era curiosa: La ardilla parda montaba guardia a un lado de la botella, mientras la ardilla negra olisqueba cerca del envase. 

Seguí adelante, no sin pensar en la posibilidad de que esos animalitos al estar tan cerca de la boquilla podrían contaminarla y contagiarme de algún extraño y apocalíptico mal (pasó por mi cabeza ya no beber del chupón sino abrirla totalmente) La última vuelta llegó y al buscar el gatorade (detrás del cuarto árbol a la altura del anuncio de 800 mts) ya no estaba.

Hipótesis posibles:

1. Las ardillas evolucionaron a tal grado que los cacahuates ya no son suficientes y consumen bebidas isotónicas  para erigirse como la siguiente especie que dominará el planeta.

2. No soy la única que usa el escondite del tronco y algún despistado atleta agarró la botella sin darse cuenta y como dice mi abuelita: Ya sabe mis secretos (por aquello de tomar de la misma botella)

3. O, esta vez... Mi compadre el teporochito me madrugó (y además, sabe mis secretos)

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Burbujas agridulces


No quería acabar el año sin escribir.

Recibir el año nuevo es una de mis celebraciones favoritas. Comenzar de cero me parece una maravilla y una oportunidad inigualable. Es el momento de iniciar (que bonita palabra) cualquier cosa. Este año fue un poco agridulce, pero aleccionador. Me di cuenta de lo feliz que soy cuando la palabra escrita se vuelve mi forma de contacto. Aprendí que eso de ser atleta requiere de algo más que la intención y que mi intolerancia es el resultado de muchos años de esfuerzo.

Extrañé a los que están en otras latitudes y disfruté con lo que andan por este meridiano. Lloré, me reí como loca, trabajé sin parar y me detuve cuando menos lo esperaba.

Jugué harto rock band (ya juego en medium y pronto lo haré en freaking hard) corrí dos medio maratones (ya viene mi primer maratón) Escuché a REM en vivo (que gran concierto) seguí experimentando con los postres, pero en la gastronomía no tengo nada de suerte, ni habilidad, ni mucho menos sazón. 

El 2008 se acaba hoy (no me gustan los años pares, es una tontería lo sé...pero me dan desconfianza)  así que espero que el 2009 sea más divertido, con las mismas complicaciones que le dan sabor a la existencia y con la gente querida cerca.

Disfruten la nochevieja, coman, beban, canten, bailen y cuando estén comiendo sus uvas... No se traguen las semillas (matachistes) pidan cuanto deseo tengan pendiente, ya que si no se cumple tenemos muchos años para seguir intentándolo.

Salud!!!

PD. Muchas de las mejores y peores cosas de mi vida sucedieron en la noche vieja. Por eso la disfruto tanto, además me gustan mucho la burbujitas del champagne (que fresa... Pero me da "el fijo" observándolas) El postre lo fui a comprar, prometo no volver a provocar malestar estomacal o síntomas de envenenamiento por panqué, pastel o flan.