jueves, 28 de agosto de 2008

Sopas y cremas

El martes en la compra de un periódico, me obsequiron una sopa instantanea.

Ayer hice varias entrevistas en una fábrica y me regalaron un paquete con cremitas faciales y corporales.

Hoy, tengo que grabar testimonios en la Biblioteca Nacional… Espero que el presente del día supere todas mis expectativas.

Y cuando desperté… Ni el dinosaurio se quería levantar, apagó el despertador y siguió durmiendo.

PD. El domingo es la Human Race de Nike, va haber harta gente…

martes, 26 de agosto de 2008

Un acto de descubrimiento

No seamos charlatanes y digamos con franqueza
que en este mundo no se entiende nada.
Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.
Anton Chejov
Tengo la esperanza de escribir historias, de todo tipo, con personajes conocidos y misteriosos. Muchas veces no puedo, me acobardo, vuelvo los ojos a mis estantes con ejemplares y nombres inmortales. Leo lo que he alcanzado a garabatear en el día, abandono, suspiro y al final decido entregarme de nuevo a la lectura. Creo que soy mejor lectora que escritora.

Cuando no puedo escribir, dejo a un lado la novela que me acompaña antes de dormir (es curioso, como las narraciones largas solo me sientan bien por la noches) y me refugio en relatos cortos, esos que puedes leer después la comida, en el metro o en un consultorio.

Ayer, tenía exactamente lo que dura una taza de té verde con cassis para echar una ojeada antes de volver al trabajo. Para levantarme el ánimo, tomé un libro que compré en una librería de viejo, de esos que huelen a papel y tinta añeja, que guardan secretos de sus antiguos lectores.

Me decidí por El beso y otros cuentos de Anton Chejov (a quién considero un maestro del relato corto y del texto dramático) como está en la parte de arriba de mi segundo librero (están acomodados por autor en orden alfabético, que freaky) me costó alcanzarlo, pero cada brinco valió la pena (soy una floja, era más fácil acercar una silla pero todo sea por la aventura)

Las narraciones de Chejov no tienen una estructura definida por un climax y una resolución (prescinde del orden aristotélico y confecciona piezas emotivas, más cercanas a la música) más bien son una disposición temática de estados de ánimo e ideas, simbolos e impresiones del mundo.
Al terminar mi té, fui feliz…Aunque después de leer sobre la extraña colección de Misha Kovrov no se antojaran las galletas que había reservado como postre.
Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, más sombríos son los relatos que escribo. Anton Chejov