jueves, 12 de junio de 2008

Si una noche de invierno un viajero

La vida toma caminos extraños, algunos recorridos son por una decisión consciente y en otros somos impulsados por la marea de la circunstancia.

Hoy recordé como era hace 10 años, había mucha ingenuidad y fantasías. Luego llegó el desencanto. A los 30, recuperé a mi manera el factor sorpresa (vivo intensamente mis alegrías y sufro tremendamente las decepciones) sigo siendo igual de necia y anhelante, pero la serenidad me hace transitar por caminos menos tortuosos.

Sigo pensando que los finales de cada cuento no los escribe el destino manifiesto, dioses despiadados o un oráculo que advierte las desgracias.

Cómo en el libro de Calvino, muchos son los comienzos. Pero las opciones de tramas y desenlaces son infinitas. Solo hay que estar alertas. Hacer que corra viento a favor, recuperar fuerzas, estar cerca de los amigos, comprometerte con algo.

Cuando las grandes dudas me asaltan (cómo qué le preguntarías a Dios si te concediera tres respuestas o de qué hablarías si tuvieras una plática con vida inteligente de otros planetas) Formo parte del universo como una nube. Hago un vuelo ligero e inadvertido; aunque en días de tormenta, libere inesperada penumbra, pesadez e ironía.

Hay muchas cosas del pasado que me hacen sonreír genuinamente (y otras como peinados, vestuario y malas compañías de los que no habría que dejar vestigio) pero me da más gusto saber que la mejor parte una está por venir.

PD. Mi querido Diablo, me hace feliz saber que eres mi amigo (con todo lo que eso implica) y que podemos hablar como si nos hubiéramos visto ayer.

PD2. La road movie se pone cada vez más interesante.
PD3. El título de esta entrada lo tomé prestado de una de las novelas contemporáneas menos predecibles y más emocionantes que he leído en mi vida (por cierto, es el primer libro que mordisqueó el Burton, cuando era un cachorro de 8 meses) Italo Calvino es otro autor gracias al cual, he podido librarme del exceso de equipaje en este viaje.

miércoles, 11 de junio de 2008

Le chien noir

A pesar de que este clima es benigno para aquellos dementes que practican un deporte por las mañanas, tengo que señalar un pequeño inconveniente: El lodo. No es solo el riesgo de resbalarte y romperte algo. Sino también las manchas en el pants y el peso adicional que el corredor (como es mi caso) carga después de algunos kilómetros de trote. Piedras, pasto y tierra mojada se vuelven una especie de pesas que complican el paso, pero es una variable que exige un poco más de tí en cada recorrido.

Y hablando de entrenamientos extraordinarios, hoy martiricé a mi perro. Resulta que dentro de poco habrá una carrera llamada El Perrotón, donde atletas y mascotas compiten con singular alegría por vales canjeables por artículos deportivos y comida para perro.

Fuimos a un parque cercano. Cronometré el tiempo en el que trotamos 3 km, distancia en la que competiremos. Nos fue medianamente bien pues tuve que lidiar con algunas paradas técnicas (del perro por supuesto) y con los intentos de reducir el paso por olisquear algún trasero perruno. Lo hicimos en 16 minutos, habrá que mejorar si queremos aspirar uno de los tres primeros lugares en la categoría de razas pequeñas.

Mis asesores comentaron que cómo el Burton no habla, no puede negarse a correr conmigo. Que es una injusticia a todas luces.Lo cierto es que el pobre llegó muy cansado y se tomó medio litro de agua. Cuando salí rumbo al trabajo se había enroscado cual cochinilla y ni siquiera levanto la cabeza (cuando su ritual cada vez que abandono la casa, es gruñir y brincar sobre la puerta). Este schnauzer miniatura es una especie de perro-gato, negro como la noche y tan tranquilo que lo he alucinado roroneando. No come cables pero muerde libros (que perro tan culto y cabrón)

Sin embargo hoy que regresé a comer me recibió como si nada, moviendo la cola y lameteando mi cara de cachete a oreja. Esta frase me parece muy acertada para darle fin a la entrada del día de hoy: “Ojalá fuera tan maravilloso como mi perro cree que soy”

martes, 10 de junio de 2008

La spooky girlfriend necesita un tocadiscos

Habrá que escuchar el nuevo disco de Declan Patrick MacManus. Un ser tan movedizo, inquieto y discontinuo como la que escribe. Este sujeto de largo nombre es mejor conocido, al menos en el mundillo de la música como Elvis Costello.

Resulta que el Sr. Costello acaba de meter en un aprieto a sus seguidores (al menos a la franja poblacional entre 20 y 35 años, a los cuales un aparatito llamado iPod les cambió la vida) pues su más reciente producción discográfica está editada solamente en vinil. Claro que en México, la piratería más temprano que tarde, ya habrá maquilado miles de copias en CD.

Sin embargo, a pesar de lo excéntrico, nostálgico o mamón que parezca, el hecho de que la nueva producción de Elvis Costello and The Imposters lanzaron Momofuku, como una protesta cómica musical contra la fascinación insana que producen determinados fenómenos (léase internet o cualquier tipo de nueva tecnología a la que dándole un mal uso resulta enajenante)

El mismo Costello lo manifiesta de manera puntual y directa en una entrevista que dio para el periódico español El País:…Vivimos en un mundo de obsesiones y posesiones, y cualquiera, desde la impunidad del anonimato, se cree con derecho a hablar de lo divino y lo humano. Hubo un tiempo en que se requerían unos cuantos años de aprendizaje antes de publicar tu primer artículo en el periódico. Ahora todo lo que necesitas es un ordenador.

Aunque esta declaración podría ir en detrimento del uso de este medio para difundirla, quiero rescatar su golpe contra las formas de lo anónimo. De aquellos que se esconden detrás de una identidad desconocida por comodidad, miedo o de plano vergüenza. Voto por la democratización de los medios y las zonas libres. Pero todo aquel que aun firme lo que escribe (en donde sea piedra, papel o electrónico) y no tenga inconveniente en que sus argumentos sean confrontados, merece todo mi respeto. Seguramente este escritor que no teme estampar nombre, pasó por esos años de aprendizaje a los que se refiere Elvis Costello.

No sé exactamente porqué el nuevo disco de Costello se llama Momofuku, pero les paso un dato curioso (o inútil, como lo quieran ver) que me lleva pensar que se inspiró en el nombre del inventor de la sopa de fideos instantánea. Momofuku Ando desarrolló la idea de una sopa de fideos nutritiva que ayudara a alimentar grandes cantidades de población. Fue en 1958 cuando inventó las famosas Chicken Ramen (que ha degenerado en las maruchan ¡guacala!)

PD. Neta, necesito un tocadiscos. Voy a comprar mi LP y a escucharlo completito.