sábado, 18 de julio de 2009

La historia

Eran las 9:45 de la mañana de un domingo, el polvo rojo de tezontle ya levantaba bruma con el calor del sol. En viveros, los atletas de fondo realizan su interminable circuito dominical, sin ver a los demás, concentrados en sus pasos.

La corredora recreativa, con 10 kilómetros tras ella, aflojaba las piernas, recuperaba el aliento y observaba lo que sucedía a su alrededor mientras sus músculos se alegraban por regresar a su posición original.

Mientras caminaba, una escena llamó su atención, una niña de escasos dos años, corría tras una ardilla. Al verla recordó su infancia.

Dos corredores distraidos en su plática, se acercaban a toda velocidad sin notar la pequeña presencia. La corredora recreativa, vio venir el desastre:

-La niña corría en zigzag.
-Los corredores no bajaban el ritmo.
-La corredora recreativa buscaba con la mirada a la madre, hermano o lo que fuera cuidando a la pequeña.
- La niña estaba a punto de alcanzar la cola de una ardilla.
-Los corredores reían sin mirar al frente.
-La corredora recreativa cargó a la niña.
-Los corredores pasaron sin darse cuenta de nada.
-La corredora recreativa, no pudo mantener el equilibrio y se recargó en un árbol de dura corteza.
-La madre de la niña agradeció el gesto y se la llevó en brazos.
-La corredora recreativa sacó corteza seca del raspón provocado por la hazaña, pensó que a pesar del calor, debió haber llevado pants.

Sangre en las rodillas, mezclada con polvo y pasto, es algo cotidiano en la infancia.
La corredora recreativa duda, quizá debió permitir que la niña perseguidora de ardillas, tuviera sus propios recuerdos.

Grafitti: Os gemeos.

lunes, 13 de julio de 2009

Un mes después


Traigo una rodilla raspada y una cortada en la mano que parece estigma. 
Las cosas van avanzado, lentas pero seguras; habrá que tener paciencia. 
Había olvidado lo bien que me sienta escribir y llegar temprano a casa.

Quise hacerla de superhéroe pero me di cuenta que soy frágil y chillona. Odio el merthiolate, el yodo y toda aquello que desinfecte las heridas pero cause ardor. 

La historia de como sufrí heridas que parecen de segundo de primaria es irrelevante ( por ahí decían que lo que hace tu mano derecha no lo debe saber la izquierda, o al revés no sé la idea es esa)

Lo importante es que hace mucho no sentía la extraña sensación de una cicatriz física. A mi alrededor todos opinan sobre que medicamento, ungüento o líquido que evite mis dolores. 

De hecho alguien tuvo la puntada de regalarme un frasquito de concha nacar para que desaparezcan los rayones en mi atlética pero maltrecha pierna.