domingo, 5 de diciembre de 2010

De 3 a 99 años

En mi afán Peter Panesco, decidí correr la primera carrera Nintendo (con la ilusión de ganar un Red Wii si llegaba en primer lugar, pero no sucedió)

Sin embargo, hoy más que la desilusión de un lugar 54 entre 577 mujeres de todas las edades. Me di cuenta de que es difícil seguir siendo niño. Algunos chamaquitos corrían tras una botarga, otros jugaban con un globo y algunos estiraban como corredores elite.

La rabieta de haber corrido los 5K en 27 minutos por no administrar bien mi energía, me hizo caer en cuenta de los actos compasivos que solo realizas en la infancia, como esperar a tu papá antes de cruzar la meta (aunque implique un peor lugar o dejar ir un premio) me impresionó la madurez de algunos pequeños siendo comprensivos con la adultez, el descuido y en varios casos el mal humor.

Pensé en un texto que escribió Rousseau, en el califica de imperdonable la insensatez que representa sustituir las particulares formas de ver, pensar y sentir que tiene la niñez.

Digamos que no tengo un flamante videojuego rojo que me hace ver infantil (especialmente cuando juego Raving Rabbids) Pero creo que tuve una epifanía, una especie de revelación, pues reconocí que me gustaría ser tan divertida, centraday decidida como muchos de los chiquitos con los que me topé hoy (y miren que soy poco paciente) para quienes lo más importante de la carrera fue divertirse.

PD. Todo lo anterior no anula que me haya quedado con las ganas del Wii y de las “so cute” copas que le dieron a los ganadores de cada categoría. El otro año pediré prestado algún infante para correr 1K y estoy segura de que ganaremos algo. Es la primera vez que me inscribo en una categoría tan libre, de 3 a 99 años.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Despierta América


Hoy me quedé dormida, no escuché el despertador.

Anoche trabajé hasta tarde en un “bomberazo”, mi trabajo de estos últimos seis meses han sido puros proyectos de última hora. Aun no me acostumbro al cambio de horario, cuando me asomo por las persianas acsi siempre me encuentro con un engañoso cielo gris viscoso, que generalmente, apoya mi moción de quedarme en cama.
Hoy minutos después de mi morfeistico descuido, salté de la cama, llame al trabajo, comí el cereal aun crujiente (una pesadilla, solo me lo como cuando ha reposado por menos 10 minutos, los expertos opinan que mi práctica es asquerosa) me bañe, me vestí y salí a las entrañas del mostro (no monstruo, la ciudad de México es un mostro que baila y canta a pesar de su desgracia)

Nunca he tenido problemas de sueño, mi bronca siempre ha sido levantarme por las mañanas, lo único que puedo hacer temprano es correr y como llevo casi una semana sin entrenar gracias al maldito resfriado crónico que agarre desde mi cumpleaños 33 ¡¡¡por los clavos de Cristo!!! (Humberto esta expresión no significaría nada si no la hubieras gritado a mitad del canal), no existe motivación para abandonar las sábanas.

Extrañaba escribir y leer. Hoy llegue tarde al trabajo, pero ya no tengo pendientes; sin embargo hay un nuevo director general y la neta no me preocupa. La tos va cediendo gracias al Jarabe de Ajolotes y tengo boletos para los Flaming Lips.

Hoy escuché en el tráfico de medio día (que cinismo el mio) I want the world to stop de Belle & Sebastian... Give me the morning, give me understanding...

sábado, 28 de agosto de 2010

Estudiar


Creo firmemente que el mejor estado del ser humano después de estar enamorado es aprender.

Esta semana me convertí en estudiante (gracias a una convocatoria de la Thomson Reuters Foundation) y procuraré que suceda lo más a menudo posible.

El intercambio de ideas mantiene la sorpresa continua. Gente nueva, temas que parecían dominados y el inquietante reencuentro con mi curiosidad (cada vez que se echa a andar produce situaciones desquiciantes para los que me rodean).

El descubrimiento, las herramientas y lo mejor de todo la posibilidad de seguir creando, ahora desde una perspectiva diferente.

Gracias Manu y Guille. Un abrazo a ese bizarro grupo que formamos estos días, ojalá nos encontremos más adelante.

Ya lo dijo Savater en algún texto: Es mejor saber después de haber pensado y discutido, que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar.

Estoy contenta, por eso regresé a mi blog y quiero seguir por aquí.

sábado, 3 de julio de 2010

Solo es fútbol


Hoy por la tarde, después de que el equipo alemán tuvo a bien ganar cuatro goles sobre cero a la selección argentina, se me ocurrió postear en mi caralibro lo siguiente:

“Llora Maradona llora. Que baño le dio Alemania a Argentina.”

A lo que una querida y suceptible amiga argentina contestó: "Y claro como no puedes celebrar tu propia victoria... Ahora todos los mexicanos son alemanes. Qué pena"

Como le tengo cariño y la intención de esta publicación solo fue parafrasear las declaraciones de Maradona luego del partido contra México, decidí no seguir con la polémica.

El fútbol me gusta, digamos, moderadamente (personalmente prefiero los clubes y le voy al Barcelona) veía con ojos críticos que la selección mexicana alcanzara el quinto partido y me convencí de que los arbitros deberían utilizar la tecnología para tomar decisiones.

Le pedí a mi amiga que no se enojara, pero creo que para algunos definitivamente esto no es solo fútbol.

No me deprimí cuando perdió México al contrario, pasé la página y me topé con una notita acerca de una victoria discreta, individual y al mismo tiempo nacional. Esto sucedió el mismo día que Argentina le dio el baño a México:

27 de junio 2010
San Salvador, El Salvador
Notimex
Judoka mexicano gana oro en mundial.


http://www.eluniversal.com.mx/notas/690786.html


martes, 1 de junio de 2010

Carwash experience

Mi trabajo está en el centro de la ciudad, así que tuve que abandonar la bicicleta, ahora paso alrededor de dos horas en la troca (Una de ida y una de vuelta)

La lluvia, el polvo y las burbujas de jabón de los vendedores callejeros habían dejado mi medio de transporte bastante mugroso. El fin de semana intenté llevarlo al lavado de coches de siempre. Precio módico, atención personalizada y lo mejor, no tener que esperar por él sino disponer del tiempo para hacer las diligencias pendientes. Mis planes se vieron frustrados pues una larga fila de conductores daba la vuelta a la cuadra.

Decidí mantener la troca en su jugo unos días más, hasta que una noche, ya de regreso a casa me topé con un llamativo y luminoso anuncio que me recordó una de las cosas características de California: Un Car wash automatizado.

Debo confesar que jamás había entrado a uno. Dudé, no me había acercado lo suficiente como para descubrir que era más barato que el lavado de carros habitual. Me liberé de la desconfianza cuando leí: Su auto limpio en 15 minutos.

Crucé la caseta, me dieron un ticket, recibí la indicación de quitar la antena y cerrar los espejos. Entre a un mundo de esponjas gigantes y chorros de jabón. El sonido es muy característico, hueco, líquido, no sé creo que tuve un momento de iluminación mientras el coche avanzaba en neutral por un riel. Ya en la salida unos ventiladores medio secan el coche y provocan el nerviosismo en todos los conductores (lo sé porque vi la cara de varios) pues se acercan al parabrisas con la leyenda de NO FRENE. ¿Qué pasará si frenas?

Igual apelé a mi civilidad y seguridad, hice lo que me indicaba el letrerito y llegue al final donde 2 trabajadores terminaron de secar la unidad con franelas y aspiraron y sacudieron el interior. Mientras esto sucedía observaba la cara de los conductores en fila, algunos sin expresión porque seguramente no era su primera vez en aquel lugar, otros angustiados seguramente con la tentación de pisar el freno y algunos, quizá como yo esperando a que -las cosas sucedan conforme a la gravedad, salvo que intervenga lo sobrenatural-.

miércoles, 14 de abril de 2010

26 miles to the sea Vol. ll


Milla 14
Comenzaba la cadenciosa canción de Si*Sé, “The rain (where do i begin)” Aportación de mi querido amigo Richard que hace algunos años me regaló este disco. A la mitad de la milla todavía sobre Sunset Blvd sonó “Praise you” de Fat Boy Slim que me hizo acelerar el paso.

Milla 15
Como ya es costumbre, tengo suerte con los tropezones, esta vez no pasó a mayores pues un considerado corredor logró tomarme de brazo antes de resbalar con una cáscara de naranja. Le di las gracias y noté que corría con un turbante en la cabeza (no supe de que nacionalidad era exactamente) imaginé el calor adicional que representaba correr con algo así cubriéndote la cabeza. Al retomar el paso sonaba “She´s a rainbow” (mejor conocida cómo la canción de los conejos, por ser la música de un anuncio publicitario donde brotan conejos de todas partes) de los Rolling Stones que me hizo olvidar el mal paso.

Milla 16
A esta altura ya llevaba más de 25K, así como cuando pago con otras monedas fuera del país, recuerdo el sabio consejo de mi cuñada: No conviertas o te asustarás de lo que has gastado. Continué mi recorrido con una de mis canciones favoritas para correr, raro porque realmente no tiene un ritmo intenso sino es delicada, quizá si no fuera una canción sería una lágrima o un gesto de despedida. Se trata de “Your ex-loved is dead”de los maravillosos Stars.

Milla 17
Ya estaba en el Whilshire Blvd, cuando otra canción en señal de amistad sonó en mi ipod. “Between planets” de The Jesus and Mary Chain (Chapuuuuuuu, gran aportación), terminé esta milla con “Many shades of black” de mis consentidos Raconteurs (L, gracias por comprarla de última hora en iTunes).

Milla 18
Cuando vi que me acercaba a Santa Mónica Blvd, me dió mucha emoción, pues según mis cálculos ya estaba sobre el K30, me sentía muy bien, con fuerza, energía y sobre todo ganas de seguir corriendo. Aquí escuchaba “Ceremony” de New Order (si, Gabriel, dije que no me gustaban, pero esta rola si) Ya para el último tramo sonó “Today” de los Smashing Pumpkins.

Milla 19
Ahora si, estaba corriendo una distancia que jamás había corrido, mi carrera más larga durante el entrenamiento había sido 32K. Escuchaba “Answer to yourself” de Soft Pack (que raro nombre para una banda, eso lo pensé mientras corría) Otra vez tuve hambre y sed, asi que tomé de manos de los voluntarios dos mitades de naranja y powerade. Mientras saboreaba mis cítricos (me encanta esta palabra) escuchaba a la maravillosa Doris Day cantando “Perhaps, perhaps, perhaps”.

Milla 20
Sobre Ohio Av. La rasposita voz del cantante de GOMEZ interpretaba “See the world”, marcó un ritmo cómo de carrera que niveló mi esfuerzo, pues aunque me sentía bien, mi objetivo era guardar toda la energía posible para correr los últimos 500 mts y cruzar la meta de mi primer maratón corriendo. La última parte de la milla sonó “Surfin’ USA” de la banda más californiana del mundo The beach boys.

Milla 21
Sobre Eisenhower Av, comenzó otra de mis canciones favoritas, con la que he atormentado a muchos de mis amigos en las noches de Rock Band organizadas en domicilio conocido. Se trata de Maps de los Yeah,Yeah,Yeahs. En los últimos metros de esta milla comenzó una canción muy linda del Unplugged de Julieta Venegas que se llama "Ilusión" en la que hace un dueto con Marisa Montes que canta increíble.

Milla 22
A esta milla la bauticé como el bloque inglés. Ya sobre San Vicente Blvd. Escuchaba “Time for heroes” de Los Libertines y “Like a Rolling Stones” de los Rolling. Pasé por un cronómetro oficial pero no quise ver mi tiempo, pues me conozco y podría apretar el paso si los que marcaba no era lo que esperaba. Ya 35K, creo que fue aquí donde derramé mis primeras lágrimas.

Milla 23
Aquí comenzaron mi canciones motivantes, primero “I don’t wanna grow up” en la versión de los Ramones, inmediatamente después se ligó con “Pop goes the world” de The Gossip. En esta milla hice mi única parada, ví que un ejercito de voluntarios armados con sprays en cada mano aplicaban en las piernas temblorosas de los corredores un líquido que cambiaba expresiones. Así que me paré frente a uno de ellos y le pedí por favor que me lo aplicara (que podía perder 30 segundos, en una de esa era bronceador y acababa con un color de envidia) pero no, era una maravilla líquida que actuaba inmediatamente y enfriaba las piernas. Fue una sensación de alivio, recuperación y los mejores segundos invertidos en una parada. Aqui ya sonaba “A-Punk” de Vampire Weekend.

Milla 24
Ya venía chillando otra vez, pues ya había dejado atrás casi 40K y estaba feliz. “Ojalá que llueva café en el campo” con Café Tacuba sonaba mientras controlaba la emoción y revisaba de nuevo mis sensaciones físicas. Tomé powerade otra vez y la última parte la corrí acompañada de “Here comes your man” de los Pixies. Tres personajes notaron mi estado de animo y me rodearon, tres Elvis Presley corrían a mi lado y me gritaban: Go baby go!

Milla 25
Estaba nerviosa cuando llegué a la milla 25, ya solo faltaba una. Los Flaming Lips me acompañaron con “She don’t use jelly”, después sonó “Build me up buttercup” en la versión de Save Ferris, estuve tentada a comenzar a correr, pero recordé algo que dijo Germán Silva (atleta mexicano dos veces ganador de la Maratón de NY) Hay que apretar el paso hasta ver la meta. A la mitad de la milla ya estaba en Ocean Av. La brisa del mar alcanzó mi rostro y comenzó “Fridays i’m in love” de The Cure.

Milla 26
Ya veía la meta y comencé a correr con todas mis fuerzas, lloraba, escuchaba entre sollozos de alegría que cantaba Feist, en ese momento no identifique la canción (Vi la lista después y era Mushaboom) Vi el crono oficial sobre la meta y marcaba 04:34:21, me faltaba unos 200 metros, hice mi sprint y me repetía a mi misma que llegaría justo sobre las 4 horas con 35, no más y así fue... Levanté los brazos y reía llorando, cuando detuve el iPod sonaba “Three Little Birds” de Bob Marley and The Wailers.
No había nada de que preocuparse ya había cruzado la meta.
Gracias a todos, aunque no mencioné todas las canciones y a las personas que me las dieron, saben que estuvieron ahí... Lo curioso es que aunque acabé cansada, después de recibir la medalla, una cobija térmica diseñada por la Nasa y kilos de carbohidratos para recuperarme, ya estaba pensando en cual sería el siguiente.

PD. La loca de azul soy yo, cruzando la meta...



viernes, 26 de marzo de 2010

26 miles to the sea Vol. I

Esta entrada me emociona tanto que me resulta difícil explicar que sentí mientras corría estos poquito más de 42 K por primera vez. Creo que lo más sincero y cercano será una crónica.

21 de marzo 2010

4 am. Me levanté nerviosa, desayuné un sandwich de mermelada con crema de cacahuate, medio plátano y un té. Me vestí, acomodé el número y revisé que todo lo que necesitaba estuviera en la cangurera.

5 am. Mi incondicional equipo de apoyo (LFP, Mamá y Rick) me llevó hasta el Dodger Stadium.

6 am. Le di una vuelta a todo el diamante, para calentar. Estiré los músculos a nivel de cancha y disfruté de estar en ese legendario lugar. Me tiré en el pasto y observé como las estrellas desaparecían para dar paso al amanecer, fue una sensación que me tranquilizó antes de decidirme a buscar mi sección de salida.

6:30 am. Aunque tenía planeado correr 10 min. por milla, me coloqué en el corral de salida que indicaba 11 minutos para salir tranquila y hacer la carrera de menos a más. No quería dejarme llevar por la emoción y acelerar sin querer (mi ego atlético se molestó, pero fue una gran decisión) mientras pensaba todo esto, uno de los “animadores” anunció que el Chef Gordon Ramsay (F word, Hells Kitchen) también se encontraba en la línea de salida.

7:20 am. Se suponía que está era la hora de salida del llamado campo completo (que incluye a todos aquellos que no romperemos marcas mundiales u olímpicas) se atrasó 25 minutos y aunque mi nerviosismo aumentó, cuando el sonido local alertó que faltaba un minuto para el disparo de salida y miles de sudaderas volaron por el aire, me liberé de mi sudadera y de cualquier temor.

Ahora si, es de verdad...

Sonó el disparo y aunque tardé en cruzar la salida (creo que habían unas 7 mil personas delante de mi) iba disfrutando cada paso, checando mi ritmo cardiaco y sobre todo manteniendo la calma. Mientras trotaba esa primera milla observaba como el estadio iba quedando atrás y las porras se hacían cada vez más intensas, bandas estudiantiles y animadoras al más puro estilo americano.

Y se hizo la música.

Milla 2. La lista de canciones en mi iPod fue una de las cosas que influyeron para bien en esta primera experiencia maratoniana y quiero agradecer a todos los que se tomaron el tiempo de escuchar. Al inicio de esta milla empezó “In the morning” de The Coral, aunque iba concentrada no pude contener la sonrisa, sin darme cuenta ya habían pasado un poco más de 2K.

Milla 3. Tomé la calle César Chavez, cuando sonaba “Hip Hop No Pares” del Instituto Mexicano del Sonido, fue un tramo mexicano pues me quité los audífonos para escuchar un poco del mariachi que animaba ese tramo, así como aplaudir a un grupo de niñas que bailaban sobre un tablado El Son de la negra, casí chillo.

Milla 4. A la mitad de Grand Av. “Girl” de Beck, me hizo sacar la cuenta de que llevaba poco más de 5K a un buen paso. Por ahí también me quité los audífonos, pues un coro de Gospel cantaba con harto corazón par animar a las almas en tránsito.

Milla 5. En esta milla hubieron unas subiditas memorables, ahí pude ver en todo su esplendor la cantidad de corredores que había, fue cuando una prolongada cuesta se llenó de gente, parecían hormiguitas, miles de hormiguitas. Unos tambores japoneses retumbaban al ritmo de mi corazón, más adelante la rola con la que me recuperé fue "Yellow Sun" de The Raconteurs.

Milla 6. Estaba corriendo sobre Sunset Blvd. Que emoción, la calle era mía (bueno y de 24999 más). Pasé frente a Wako (mi tienda de libros discos y excentricidades favorita de LA, que antes estaba en Melrose) Ahí, la voz de Regina Spektor completó la secuencia, sonaba “US” cuando recorría la primera parte de esta mítica calle.

Milla 7. Mis pasos sobre Sunset se hicieron un poco más rápidos, creo que mi confianza aumentó al checar el crono, cuando según mi cuenta ya habían pasado los primeros 10K (es un poco complicado entrenar en km y correr en millas que es algo así como 1Km con 600mts) aquí mis Arctic Monkeys con “Crying lightning” me aceleraron lo justo.

Milla 8. Aun sobre Sunset, sonó “Pale Bride” de The Von Bondies. Iba un poco acelerada, pero la siguiente canción me hizo recuperar la cordura, “Laid”de James me recordó que aun faltaban 30 KM.

Milla 9. Las estrellas aparecieron en el piso, mis tenis ya estaban sobre Hollywood Blvd. Fue ahí donde comenzó una canción que a partir de ese día se convirtió en una de mis favoritas “Consolation prizes” de Phoenix, quieren calmar a la bestia... Pónganle esta canción.

Milla 10. Esta fue una milla bastante entretenida, por un lado el Pantages Theater, la Capitol Record Tower, por supuesto el Chinese Theater. Ahí sonaron “Forever lost” de Magic Numbers (Juanitooo, eres la onda, deberías ser asesor musical) y “All or nothing” de Au revoir Simone.

Milla 11. Seguí sobre el paseo de la fama, decidí tomar una naranja y un plátano (a esas alturas siempre me empieza a dar hambre) además de un poco de bebida isotónica cuya marca mencionaré cuando me patrocinen. Mientras como diría LFP: Le echaba fruta a la piñata, comenzó “Califonia Sun” de Los Ramones, seguida de “My Boyfriend’s back” de los Raveonettes.

Milla 12. Regresamos a un tramo de Sunset, ya me acercaba a la media y me sentía bien, con mucha fuerza. Comí cuando tuve hambre y bebí cuando tuve sed, Volví a checar mi ritmo cardiaco, mantuve 95-120 y 10 min la milla. Era el momento de ser hábil y guardar toda la energía posible. Sonaba “What’s the Frecuency, Kenneth” de REM y “I’m not calling you a liar” de The Florence & The Machine.

Milla 13. Ya casi iba a la mitad del camino, así que me entretuve viendo el famoso Chateau Marmont, sabía que harta celebridad había pernoctado en ese edificio, pero la única cosa que recordé fue que a la Britney le tienen prohibida la entrada. Escuchaba “Divine thing” de Soup Dragons (L, gracias por esta canción y por muchas más) antes de terminar esta milla empezó “Interstate Love Song” de los Stone Temple Pilots.

Habían varios letreros en el camino, uno fue ¡Don’t think, Run ¡

Hasta aquí llevaba 2 horas y 9 minutos corriendo.

Continuará...

jueves, 11 de marzo de 2010

Murió la Tía Julia

El primer libro que leí de Vargas Llosa fue “La tía Julia y el escribidor”, acababa cumplir 16 y apenas empezaba el segundo año de prepa. Era un caluroso mes de septiembre cuando mi maestro de literatura lo apuntó en el pizarrón como nuestra primera lectura del curso. Lo consideré en aquel momento cómo el libro más extenso que leería en la vida (un poco más de 450 páginas)

Esta novela tuvo mucho que ver con mi decisión de hacer radio (en estos días he pensado seriamente en volver a ese noble medio) pues me encontré con un maravilloso y desquiciado personaje: Pedro Camacho, escritor, locutor, creativo y excéntrico.

A qué viene todo esto, pues resulta que hoy en la mañana, al leer el periódico me encontré con la noticia de que la Tía julia había muerto.

Julia Urquidi, la hermosa tía política boliviana, divorciada y 12 años mayor que Marito. Rubia mujer en la que se inspiró la famosa novela autobiográfica (El género novelesco no ha nacido para contar verdades, éstas, al pasar a la ficción, se vuelven siempre mentiras, MVL) y que escribió su propia versión del asunto llamado: “Lo que varguitas no dijo” (que por cierto no leí) murió ayer por la noche.

“La tía julia y el escribidor”, fue publicada el año de mi nacimiento. 16 años después estaba en mis manos y la leía durante calurosas tardes chiapanecas, ya sea debajo de un almendro, en la sala de computo (único lugar de la escuela con aire acondicionado) o en la hamaca de mi casa.

Cuando terminé de leerla tenía varias preguntas:
¿Los hijos y la literatura son incompatibles?
¿Los genios siempre terminan locos?
¿Es posible revivir a un personaje en la secuela de una historia o cambiarles profesión durante la trama? (recuerden que estas preguntas fueron formuladas hace bastantitos años, hoy estas interrogantes son un tanto... Digamos, inocentes)

Descanse en paz la tía Julia.

lunes, 8 de marzo de 2010

La ruta

Esta es la ruta de mi primer Maratón. No quiero abrumarlos, pero me gana la emoción.

Mejores 5K: 24:19 min.

Mejores 10K: 50:41 min.

Mejores 21K: 02:03:00 hrs.

Únicos 32K: 02:58:17 hrs.

Primeros 42K 195 mts: El 21 de marzo lo sabremos

viernes, 5 de marzo de 2010

Fidelity

Me gusta¡¡¡

Dos años después

En 15 días correré mi primer maratón, la meta es frente al mar, exactamente al final de la ruta 66.

Entre el trabajo y los entrenamientos regresar a mi querido blog ha sido difícil. Desde hace un mes entreno a tope, cuido mi alimentación y ahora estoy en una fase que para muchos sería superflua: Elegir la lista con las más de 70 canciones que me acompañaran en mis primeros 42 kilómetros con 195 metros. (26.2 millas, pues como será en L.A., habrá que medirlo así)

Últimamente en los entrenamientos largos (hay pocas cosas que te motiven para seguir corriendo después de 3 horas) he variado la música que suelo escuchar y descubrí que me gusta correr con Regina Spektor, los Rolling Stones y mi nuevo descubrimiento (gracias Juanito) Florence & The Machine.

El 21 de marzo, como Perséfone traeré conmigo la primavera. El día y la noche durarán lo mismo, así que el sol estará quizá a la misma altura que yo, en el punto más bajo del horizonte.

Por cierto, regresando a la música y a mi lista de 4 horas, ¿Tienen alguna sugerencia?

jueves, 4 de febrero de 2010

Yeah

Tenía que dejar pasar una semana antes de escribir acerca del concierto de los Yeahs.

Por los pasillos del Palacio se paseaban adolescentes, jovencitas y otras no tan jóvenes disfrazadas de Karen O (tenias razón Evers, por eso fui normalita, pero la neta ganas no me faltaron de lucir como una estrella del avant punk). Desfilaban en mallones, vestidos estrafalarios, calentadores con minifaldas llenas de cadenas y brillos. Cabelleras negras oliendo a quemado imitando el lacio imposible de la vocalista. De hecho mientras hacia la fila para comprar papas y chelas, hice mi propio concurso y le di el primer lugar un travesti de unos 15 años que de ser más alto, habría podido firmar autógrafos.
Brian Chase, Nick Zinner y Karen O, aparecieron después de que un par de músicos ensangrentados (más tarde supe que este dueto se hace llamar Le Butcherettes) hicieron ruido el tiempo justo para que se llenara el lugar. Sabía que el Palacio de los deportes no era el mejor recinto acústico para lo que sería mi primera vez con los Yeahs (idealmente sería Coachella, pero por falta de fondos no pudo ser)y contra todo pronóstico fue un gran concierto.

Ya frente al escenario sabía que al menos la primera hora sería del It's Blitz! y que quizá no tocarían ninguna del Show your bones y que del Fever to tell seguro escucharía Maps.

Apareció Karen O y no podía esperan menos de ella, atuendo ecléctico rayando en la esquizofrenia, Brian Chase con su look de teto eterno azotando las baquetas con raro virtuosismo. Nick Zinner que literalmente acabó con las guitarras (el presumido cambiaba de modelo casi cada canción)

Una intensa de lluvia ojos cayó mientras el neón de una máscara en el escenario brillaba. Micrófonos rotos y la euforia de no sé cuantas mil personas cantando Y Control, es la síntesis de ese miércoles 27 de enero.

Repartidas en las dos horas de concierto aparecieron canciones que me hicieron la noche: Heads will roll, Gold Lion, una versión acústica de Maps (quizá me hubiera gustado escuchar la original, pues la batería no tuvo el lugar que merecía). Y para que los fans de corazón recuperáramos la fe en ellos, cerraron con la ruidosísima Date with the night.

LFP, gracias por invitarme, me divertí mucho. Evers, gracias por prevenir una fashion emergency.

miércoles, 20 de enero de 2010

Feliz año nuevo

Sé que es un poco tarde para la felicitación, aun así creo que es pertinente hacerlo.
Estos días he leído más de lo que escrito, voy a la mitad de un libro que no sé como describir (es bastante lejano, al menos en estilo a mis obsesiones habituales como Murakami) quizá es más cercano a lo que leía cuando estaba en la universidad, cuando descubrí a Moravia, quedé prendada de Calvino y me comprometí con Arreola.

Goran Petrovic es el primer serbio al que leo. Desde la primera página logró toda mi atención y provocó una especie de ternura conforme avanzaba. Perdí el miedo a explorar una lectura de la cual no sabía nada, cada parrafo está escrito con inocencia, pero a pesar de la sencillez la complejidad es infinita (eso es una paradoja, pero así de extraño ha sido el devenir de esta lectura) me hizo sentir cómoda, como si me hubiera puesto unas pantuflas y o me hubiera preparado un chocolatito caliente.

Hace mucho que una frase no retumbaba tanto en mi cabeza: Verba volant, scripta manent. Las palabras vuelan, lo escrito permanece.

La mano de la buena fortuna me tiene picada; llevo poco más de la mitad y cada que cierro el libro para regresar me queda la inquietud de continuar el viaje.

Feliz año nuevo, me da gusto recuperar la confianza a través de de las palabras.