Por los pasillos del Palacio se paseaban adolescentes, jovencitas y otras no tan jóvenes disfrazadas de Karen O (tenias razón Evers, por eso fui normalita, pero la neta ganas no me faltaron de lucir como una estrella del avant punk). Desfilaban en mallones, vestidos estrafalarios, calentadores con minifaldas llenas de cadenas y brillos. Cabelleras negras oliendo a quemado imitando el lacio imposible de la vocalista. De hecho mientras hacia la fila para comprar papas y chelas, hice mi propio concurso y le di el primer lugar un travesti de unos 15 años que de ser más alto, habría podido firmar autógrafos.
Brian Chase, Nick Zinner y Karen O, aparecieron después de que un par de músicos ensangrentados (más tarde supe que este dueto se hace llamar Le Butcherettes) hicieron ruido el tiempo justo para que se llenara el lugar. Sabía que el Palacio de los deportes no era el mejor recinto acústico para lo que sería mi primera vez con los Yeahs (idealmente sería Coachella, pero por falta de fondos no pudo ser)y contra todo pronóstico fue un gran concierto.
Ya frente al escenario sabía que al menos la primera hora sería del It's Blitz! y que quizá no tocarían ninguna del Show your bones y que del Fever to tell seguro escucharía Maps.
Apareció Karen O y no podía esperan menos de ella, atuendo ecléctico rayando en la esquizofrenia, Brian Chase con su look de teto eterno azotando las baquetas con raro virtuosismo. Nick Zinner que literalmente acabó con las guitarras (el presumido cambiaba de modelo casi cada canción)
Una intensa de lluvia ojos cayó mientras el neón de una máscara en el escenario brillaba. Micrófonos rotos y la euforia de no sé cuantas mil personas cantando Y Control, es la síntesis de ese miércoles 27 de enero.
Repartidas en las dos horas de concierto aparecieron canciones que me hicieron la noche: Heads will roll, Gold Lion, una versión acústica de Maps (quizá me hubiera gustado escuchar la original, pues la batería no tuvo el lugar que merecía). Y para que los fans de corazón recuperáramos la fe en ellos, cerraron con la ruidosísima Date with the night.
LFP, gracias por invitarme, me divertí mucho. Evers, gracias por prevenir una fashion emergency.
5 comentarios:
Se ve que estuvo divertido. Debería de ir a conciertos otra vez y dejar esta etapa de anciano. Es que no sé por qué me imagino que todos los conciertos de ahora son gente parada y bailando raro en un lugar nada más y me moriría del aburrimiento. En fin, para la próxima!
Yo la pase muy bien pese al asqueroso grupo abridor, que además por casualidad se fueron a parar justo en frente de mi para ver a los Yeahs.
Por los demás, las hordas de adolescentes embutidos en sus mallones me hicieron penser sobre la pertinencia de retirarme ahora de los escenarios. Tal vez ya estoy grande para esto, tanto en edad como en talla de mallones.
Uy me lo perdí... ya regreso el sábado en la noche (por una semana), qué haces?
Xavier, recomiendo que sigas tus latidas. Si te late que puede estar divertido regresa a los conciertos (sigo creyendo que independientemente de la multitud, puede ser una gran experiencia interior), si no seguramente encontrarás mejores cosas que hacer y más disfrutables. Que bueno que pasate por aquí.
Camila, comparto contigo que el grupejo abridor estuvo patético, creo que nunca se está demasiado grande para un concierto, pero igual la talla de mallones si me hace pensarlo dos veces.
Mucho, no tengo ideas de quién eres, pero si te lo perdiste. Suerte en tu estancia por aquí.
Cool.
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