La energía se quedó en alguna parte de mi cama. Sabía que al poner un pie fuera de las cobijas el día inevitablemente habría comenzado. Primero lo atribuí al excesivo ritmo de trabajo que he agarrado estas últimas semanas, sin embargo esto ha sido así, durante casí dos años y no había hecho mella. En segundo lugar, un molesto ardor en la garganta dirigío los focos de atención a una repentina baja de defensas y por último me di cuenta que simplemente había amanecido triste, por lo que pasa en el mundo, en mi país, en mi barrio y en mi lugar de trabajo. El mundo esta lleno de gente mala, sin escrupulos, que ven la vida como una carrera inagotable en la que hay que sacar provecho, abusar y tomar ventaja en todo.
No quiero echarme un discurso dramático sobre la bondad y la maldad en el mundo, solamente quiero recuperar mi energía, pensar que no todo está perdido y que los archivillanos (personajes de quinta, sosos, clicheteros y con muy mal gusto para vestir) no podrán con nosotros.
Hace tiempo anduve por lejanas tierras, exactamente en Cluj, Rumania (la antigua Transilvania) ahí descubrí que más allá de cualquier cuento de terror regional para dar lecciones morales, hay que temerle a los “vampiros energeticos” aquellos que en lugar de clavarte los colmillos en el cuello y engullir tu sangre, se delitan al provocar bajones de autoestima, tiran golpes anímicos y crean ambientes nocivos.
Me acabo de tomar un café, he decidido que no es tarde para recuperar mi energía, que daré pelea con sonrisas, que seré cortés con los que intentan hacer daño y no desperdiciaré más mi tiempo pensando en lo que debería ser, eso solamente deprime más.
No quiero echarme un discurso dramático sobre la bondad y la maldad en el mundo, solamente quiero recuperar mi energía, pensar que no todo está perdido y que los archivillanos (personajes de quinta, sosos, clicheteros y con muy mal gusto para vestir) no podrán con nosotros.
Hace tiempo anduve por lejanas tierras, exactamente en Cluj, Rumania (la antigua Transilvania) ahí descubrí que más allá de cualquier cuento de terror regional para dar lecciones morales, hay que temerle a los “vampiros energeticos” aquellos que en lugar de clavarte los colmillos en el cuello y engullir tu sangre, se delitan al provocar bajones de autoestima, tiran golpes anímicos y crean ambientes nocivos.
Me acabo de tomar un café, he decidido que no es tarde para recuperar mi energía, que daré pelea con sonrisas, que seré cortés con los que intentan hacer daño y no desperdiciaré más mi tiempo pensando en lo que debería ser, eso solamente deprime más.
2 comentarios:
Imaginate cuando el vampiro, ademas de ser mujer, es tu jefe y se sienta a tu lado.
Alguien que no es nada sabio pero se avento una muy buena dijo
"En fin son gente chiquita"
Un besote
Jova
Ay Jova
Comparto lo de la gente chiquita y me da mucho coraje que gente capaz, profesional y responsable tenga que vivir codo a codo con la ineptitud de estos fantoches con poder.
Te mando un abrazo grande y tengo esperanza, se que esto cambiará en algún momento.
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