A.M.Rodchenko
Es mitad de año. No hay vuelta atrás, ahora el vaso está medio vacio. Añoro mi infancia, los meses eran larguísimos. Al menos no se median por quincenas y deudas.
A estas alturas y en otra época, la niña América estaría diciendo con voz perezosa: Falta mucho para navidad, pero vienen las vacaciones, lo que significaba ir al pueblo, ver al abuelito, cuentos de miedo y aguantarse la chis por las noches (un baño sin luz, rumbo a los maizales y con la única compañía de una vela, no es algo que entusiame a nadie)
Hace unos años descubrí que cuando has dejado atrás la niñez (fisicamente, pues sicológicamente aún estoy en problemas) La navidad parece comenzar en agosto y de las vacaciones, ni rastro. Después del trauma, paso a lo interesante.
La semana pasada estuve de viaje. Conocí a dos geofísicos rusos, muy simpáticos y enamorados de México. Fuimos al lugar donde ellos y sus alumnos, estudian los fenómenos relacionados con la historia evolutiva de la Tierra (Que tal… desempolvé la secundaria).
Para entender mejor las imágenes que grabaríamos, nos dieron una explicación poco coloquial (con terminajos de su leguaje científico en español con acento ruso) sobre como analizar la superficie interior y exterior de la superficie terrestre (gravedad, magnetismo, mareas, terremotos, tsunamis, etc)
Colocaron una maquinita sobre el piso, hicieron dos mediciones con ella. Los alumnos tomaban nota y se asomaban a la pantalla de aquel cubo de metal con varios botoncitos. Como no quería quedarme con dudas terrenales, le pregunté lo siguiente al maestro Boris:
- ¿Cómo saben que la medición es correcta y cual es el margen de error para el pronóstico de fenómenos naturales? La respuesta me dejó sin palabras.
-Eh, pues. Si en la pantalla, logrrramos que aparrezca una carrita feliz. La medición está bien y solo tenemos menos de uno porr ciento para errar el tiro.
-¿Una carita feliz?, repliqué.
El maestro Boris entusiasmado, me tomó por el brazo y dijo:
-Asómese aquí, en la pantalla. Ya tenemos carrita feliz. Todo bien entonces. Carrita triste, mal. Repetirr entonces. Claro que primerro aprenderr muchas variables de medición para calibrarr y obtener carrita feliz. No es sencillo, solo fácil de interpretarr.
Iba a reírme, pero luego caí en cuenta de que la tecnología es para hacer las cosas menos complicadas. Mi conclusión: Me dio gusto haber estado en esta práctica. Boris y los muchachos fueron muy comprensivos con mi ignorancia sobre los misterios de la tierra.
También descubrí que el lado amable de la ciencia, me da la razón: Conseguir una carita feliz parece fácil, pero se necesitan muchos procesos para alcanzarla. Agendaré análisis periódicos de mi situación en el mundo, realizaré las mediciones de humanidad que sean pertinentes, hasta que mi carita feliz aparezca.
La semana pasada estuve de viaje. Conocí a dos geofísicos rusos, muy simpáticos y enamorados de México. Fuimos al lugar donde ellos y sus alumnos, estudian los fenómenos relacionados con la historia evolutiva de la Tierra (Que tal… desempolvé la secundaria).
Para entender mejor las imágenes que grabaríamos, nos dieron una explicación poco coloquial (con terminajos de su leguaje científico en español con acento ruso) sobre como analizar la superficie interior y exterior de la superficie terrestre (gravedad, magnetismo, mareas, terremotos, tsunamis, etc)
Colocaron una maquinita sobre el piso, hicieron dos mediciones con ella. Los alumnos tomaban nota y se asomaban a la pantalla de aquel cubo de metal con varios botoncitos. Como no quería quedarme con dudas terrenales, le pregunté lo siguiente al maestro Boris:
- ¿Cómo saben que la medición es correcta y cual es el margen de error para el pronóstico de fenómenos naturales? La respuesta me dejó sin palabras.
-Eh, pues. Si en la pantalla, logrrramos que aparrezca una carrita feliz. La medición está bien y solo tenemos menos de uno porr ciento para errar el tiro.
-¿Una carita feliz?, repliqué.
El maestro Boris entusiasmado, me tomó por el brazo y dijo:
-Asómese aquí, en la pantalla. Ya tenemos carrita feliz. Todo bien entonces. Carrita triste, mal. Repetirr entonces. Claro que primerro aprenderr muchas variables de medición para calibrarr y obtener carrita feliz. No es sencillo, solo fácil de interpretarr.
Iba a reírme, pero luego caí en cuenta de que la tecnología es para hacer las cosas menos complicadas. Mi conclusión: Me dio gusto haber estado en esta práctica. Boris y los muchachos fueron muy comprensivos con mi ignorancia sobre los misterios de la tierra.
También descubrí que el lado amable de la ciencia, me da la razón: Conseguir una carita feliz parece fácil, pero se necesitan muchos procesos para alcanzarla. Agendaré análisis periódicos de mi situación en el mundo, realizaré las mediciones de humanidad que sean pertinentes, hasta que mi carita feliz aparezca.
2 comentarios:
Me encanta Rodchenko. Su retrato de Lili Brik es un icono del siglo.
¿Has visto The Cranes are Flying de Kalatozov? Creo que la fotografía de esta película está influida por Rodchenko...
¡No lo puedo creer! El buen Beck desvió su camino para dejar un apunte y además una recomendación. Gracias por detener suajetreada vida y leerme. Prometo ver la película y platicar de las influencias de la gráfica rusa en el cine.
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