jueves, 13 de marzo de 2008

Underground

Hoy me subí al Metrorrey y fue una buena experiencia.

Después de varías entrevistas, el chofer que nos hace favor de darnos movilidad en la Sultana del Norte, nos pidió una disculpa por no poder pasar por nosotros para llevarnos a comer. Y como nuestro centro de operaciones es Ciudad Universitaria (al norte de MTY) no hay muchas opciones de comida y lo peor es que no dan factura. Como una epifanía levantamos la vista al cielo y descubrimos la estación Universidad que nos llevaba directamente al centro, donde hay restaurantes buenos, de precios moderados y que tienen comprobantes fiscales. Mi equipo de producción y yo abordamos el transporte con singular entusiasmo y mientras lo hacíamos el camarógrafo comenzó con las comparaciones, que si el metro de MTY copiaba los nombres de las estaciones del DF, a lo que el asistente agregó, que le faltaban los ambulantes y empezó a vociferar: Se va a llevar... Bara, bara de novedad. Yo los escuchaba y recordé porque en provincia no nos caen bien algunos capitalinos. 

Mi reflexión en silencio me dejó disfrutar mi propio trayecto. No importa en que parte de mundo estés el metro es uno de los transportes más eficientes, baratos y poco contaminantes que existen. Disfruto mucho de viajar ese transporte universal. Con vendedores de mercancías insólitas como en la Ciudad de México. O las advertencias para evitar romperte la madre en el tube de Londres. Y que decir de cuando tomas un tren express en Nueva York y ves frustradas las intenciones de bajar en una estación intermedia, pues subiste sin fijarte, lo más seguro es que puedas retomar tu camino hasta Brooklyn. Tomar el metro de Madrid con el mapa literario de Almudena Grandes y venir cantando con tamborileros en el anden de la estación Santiago Bernabeu después de un España 3 Suecia 0. Dejé al final mi trayecto favorito, las estaciones temáticas de París, la interpretación del interior del submarino Nautilus en la estación Arts et Métiers, aquellas lámparas de los andenes de La Cité, las entradas art decó y mi sueño guajiro de encontrar en algún tunel del subterráneo francés a Manu Chao cantando.

Fue entretenido abstraerme y pensar en esos viajes de metro, en un Metrorrey, limpio, sencillo y rápido que le permite a cualquier pasajero, echar una pestaña, leer o simplemente mirar al horizonte mientras llega a su destino.

Oye chofer llévame a donde quieras
llévame a la Villa o San Simón
llévame a Copilco a Contreras,
Pero no me lleves hacia al metro Balderas.
Rockdrigo

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