lunes, 13 de julio de 2009

Un mes después


Traigo una rodilla raspada y una cortada en la mano que parece estigma. 
Las cosas van avanzado, lentas pero seguras; habrá que tener paciencia. 
Había olvidado lo bien que me sienta escribir y llegar temprano a casa.

Quise hacerla de superhéroe pero me di cuenta que soy frágil y chillona. Odio el merthiolate, el yodo y toda aquello que desinfecte las heridas pero cause ardor. 

La historia de como sufrí heridas que parecen de segundo de primaria es irrelevante ( por ahí decían que lo que hace tu mano derecha no lo debe saber la izquierda, o al revés no sé la idea es esa)

Lo importante es que hace mucho no sentía la extraña sensación de una cicatriz física. A mi alrededor todos opinan sobre que medicamento, ungüento o líquido que evite mis dolores. 

De hecho alguien tuvo la puntada de regalarme un frasquito de concha nacar para que desaparezcan los rayones en mi atlética pero maltrecha pierna.

7 comentarios:

El Velvet de Cierto Pelo dijo...

Es curioso pero al llegar a cierta edad se nos olvida que también sangramos y que podemos sufrir de heridas superficiales.

Que bueno que recuerdas nuestra infancia.

Un abrazo y bienvenida de nuevo a nuestros ojos.

América Gutiérrez dijo...

Mi querido Velvet, gracias por seguir pasando a pesar de lo escasa que ha estado mi escritura, prometo hacer lo propio, tengo que ponerme al día.

gamaliel dijo...

re bienvenida...

Desde que vivo solo, tengo, curiosamente mas cicatrices en la mano que las que me hice en toda mi infancia, supongo que de niño no fui tan travieso.. o era más agil...

un abrazo...

Anónimo dijo...

Hola América, ni que lo digas, mi niño acaba de lastimarse por tercera ocasión en menos de 2 días, su manita derecha. La primera se cayó y se raspó, la segunda se espinó con un rosal en la palma, la tercera le tomaron muestra de sangre y como las venitas de su antebrazo no se percibían, pues le tocó en la mano... pero ya le enseñé la canción "tengo manita, no tengo manita" :S Saludos!
Ale VG

Xavier dijo...

A mi me gustan mis múltiples cicatrices. No son tantas, pero siento que son como medallas. La única que me molesta a veces es una en el cachete que parece que tengo un beso pintado. Pero las otras no molestan. Lo que sí es que necesitamos la historia completa de por qué sentirse súper héroe y el por qué de las cicatrices también...

Saludos!!!

América Gutiérrez dijo...

Hola Gama
Definitivamente eramos más agiles. gracias por la bienvenida.

Ale, que gusto me da saber que sigue visitando este espacio. los raspones son un mal necesari durante la infancia, lo ideal es tener a una mamá como tú cerca. El tengo mamita, no alivia el dolor, pero hace que se olvide. Un abrazo

Xavier, que suerte tener una cicatriz en forma de beso, quiero una. A petición del público, ya postee, la verdadera historia del aparatoso raspón de la rodilla derecha y el estigma en la palma de mi mano. Que gusto leerte.

zocadiz dijo...

a mi también ya se me olvido que se siente traer rodillas raspadas, codos con costras y raspones en las manos.
Y así viví casi toda mi infancia!
Cuidate y mejorate pronto.