A pesar de que este clima es benigno para aquellos dementes que practican un deporte por las mañanas, tengo que señalar un pequeño inconveniente: El lodo. No es solo el riesgo de resbalarte y romperte algo. Sino también las manchas en el pants y el peso adicional que el corredor (como es mi caso) carga después de algunos kilómetros de trote. Piedras, pasto y tierra mojada se vuelven una especie de pesas que complican el paso, pero es una variable que exige un poco más de tí en cada recorrido.
Y hablando de entrenamientos extraordinarios, hoy martiricé a mi perro. Resulta que dentro de poco habrá una carrera llamada El Perrotón, donde atletas y mascotas compiten con singular alegría por vales canjeables por artículos deportivos y comida para perro.
Fuimos a un parque cercano. Cronometré el tiempo en el que trotamos 3 km, distancia en la que competiremos. Nos fue medianamente bien pues tuve que lidiar con algunas paradas técnicas (del perro por supuesto) y con los intentos de reducir el paso por olisquear algún trasero perruno. Lo hicimos en 16 minutos, habrá que mejorar si queremos aspirar uno de los tres primeros lugares en la categoría de razas pequeñas.
Mis asesores comentaron que cómo el Burton no habla, no puede negarse a correr conmigo. Que es una injusticia a todas luces.Lo cierto es que el pobre llegó muy cansado y se tomó medio litro de agua. Cuando salí rumbo al trabajo se había enroscado cual cochinilla y ni siquiera levanto la cabeza (cuando su ritual cada vez que abandono la casa, es gruñir y brincar sobre la puerta). Este schnauzer miniatura es una especie de perro-gato, negro como la noche y tan tranquilo que lo he alucinado roroneando. No come cables pero muerde libros (que perro tan culto y cabrón)
Sin embargo hoy que regresé a comer me recibió como si nada, moviendo la cola y lameteando mi cara de cachete a oreja. Esta frase me parece muy acertada para darle fin a la entrada del día de hoy: “Ojalá fuera tan maravilloso como mi perro cree que soy”
Y hablando de entrenamientos extraordinarios, hoy martiricé a mi perro. Resulta que dentro de poco habrá una carrera llamada El Perrotón, donde atletas y mascotas compiten con singular alegría por vales canjeables por artículos deportivos y comida para perro.
Fuimos a un parque cercano. Cronometré el tiempo en el que trotamos 3 km, distancia en la que competiremos. Nos fue medianamente bien pues tuve que lidiar con algunas paradas técnicas (del perro por supuesto) y con los intentos de reducir el paso por olisquear algún trasero perruno. Lo hicimos en 16 minutos, habrá que mejorar si queremos aspirar uno de los tres primeros lugares en la categoría de razas pequeñas.
Mis asesores comentaron que cómo el Burton no habla, no puede negarse a correr conmigo. Que es una injusticia a todas luces.Lo cierto es que el pobre llegó muy cansado y se tomó medio litro de agua. Cuando salí rumbo al trabajo se había enroscado cual cochinilla y ni siquiera levanto la cabeza (cuando su ritual cada vez que abandono la casa, es gruñir y brincar sobre la puerta). Este schnauzer miniatura es una especie de perro-gato, negro como la noche y tan tranquilo que lo he alucinado roroneando. No come cables pero muerde libros (que perro tan culto y cabrón)
Sin embargo hoy que regresé a comer me recibió como si nada, moviendo la cola y lameteando mi cara de cachete a oreja. Esta frase me parece muy acertada para darle fin a la entrada del día de hoy: “Ojalá fuera tan maravilloso como mi perro cree que soy”
4 comentarios:
definitivamente el perro es el mejor amigo del hombre, mira que para acompañarte a correr, se necesita.. ja! ;)
Suerte en el perroton, ya nos contarás como te va!!!!
Tu asesor tiene toda la razón del mundo
Te voy a reportar con PETA por abusar del pobre Burton.... y de paso me voy a inscribir al Britneyton o de perdida al Lindsayton.
Zocadiz, gracias por los buenos deseos y si me gano algo lo compartiré con los lectores de este Blog.
Juan, que ternura eso de acusarme con PETA. Por cierto los maratones a en los que deseas participar están desgastadones. Creo que hay que elvar los estandares de calidad. Besos.
Intelectual y cabrón, seguramente lo segundo predomina y lo que el piensa de ti lo aprendió entre otros de mi.
Publicar un comentario