Hace mucho me senté con varios amigos a platicar sobre caricaturas de la infancia. Resulta de tal suerte que nadie conocía muchas de las que yo había visto durante mi niñez y viceversa.
Mi infancia había transcurrido muy lejos de la ciudad capital. Mi única referencia de televisión infantil común era Chabelo.
La televisora regional de Chiapas, fue la encargada de mi entretenimiento y educación visual en mis primeros años (de los 4 a los 12 por lo menos)
Mi infancia había transcurrido muy lejos de la ciudad capital. Mi única referencia de televisión infantil común era Chabelo.
La televisora regional de Chiapas, fue la encargada de mi entretenimiento y educación visual en mis primeros años (de los 4 a los 12 por lo menos)
¿Marsupilami?
¿La abeja Maya?
¿Barbapapá?
¿La abeja Maya?
¿Barbapapá?
¿Cuentos japoneses del teatro de las sombras?
Algunos de mis cuates, dijeron que yo era tan imaginativa, que le había inventado una historia a las barras cromáticas que aparecen en antes de que un canal inicie su programación. (Teoría que fue descartada cuando regresé de mi primer cruce por el atlántico).
Tiempo después, descubrí que la televisión chiapaneca compraba series y caricaturas viejas a bajo o nulo costo. Esa programación provenía de Francia, España, Belgica y Japón. Fui muy feliz cuando descubrí que Marsupilami era un icono en París y Bruselas (además que es chistosisimo escucharlo hablar en francés) Encontré figuras de acción de todos estos personajes; que por un momento creí producto de alucinaciones infantiles, provocadas por tomar tanto tascalate (bebida tradicional chiapaneca, hecho con maiz tostado, piñones, canela y achiote que le da una tonalidad de agua de ladrillo)
Cuando llegué a la Ciudad de México no sabía quién era el Tío Gamboín (y ya tenía 18 años) y aun ahora me reclaman no saber de la existencia del Agente 86 - ¡Pero cómo, si es el inventor del zapatófono!- Sin embargo, hoy (entiendase mi presente) estoy agradecida por el suministro de información que he tenido en lugares específicos y con determinadas personas en el momento justo de mi vida.
Venir de otro mundo (como señalaron muchos de mis compañeros de la universidad) me ha permitido ir aprendiendo lo más valioso de cada universo.
Me siento agradecida con todos aquellos que siguen contribuyendo en mi continuo aprendizaje.
Un experto es alguién temeroso de aprender algo nuevo. Pues entonces, dejaría de serlo. Harry S. Truman
Tiempo después, descubrí que la televisión chiapaneca compraba series y caricaturas viejas a bajo o nulo costo. Esa programación provenía de Francia, España, Belgica y Japón. Fui muy feliz cuando descubrí que Marsupilami era un icono en París y Bruselas (además que es chistosisimo escucharlo hablar en francés) Encontré figuras de acción de todos estos personajes; que por un momento creí producto de alucinaciones infantiles, provocadas por tomar tanto tascalate (bebida tradicional chiapaneca, hecho con maiz tostado, piñones, canela y achiote que le da una tonalidad de agua de ladrillo)
Cuando llegué a la Ciudad de México no sabía quién era el Tío Gamboín (y ya tenía 18 años) y aun ahora me reclaman no saber de la existencia del Agente 86 - ¡Pero cómo, si es el inventor del zapatófono!- Sin embargo, hoy (entiendase mi presente) estoy agradecida por el suministro de información que he tenido en lugares específicos y con determinadas personas en el momento justo de mi vida.
Venir de otro mundo (como señalaron muchos de mis compañeros de la universidad) me ha permitido ir aprendiendo lo más valioso de cada universo.
Me siento agradecida con todos aquellos que siguen contribuyendo en mi continuo aprendizaje.
Un experto es alguién temeroso de aprender algo nuevo. Pues entonces, dejaría de serlo. Harry S. Truman
3 comentarios:
Yo recuerdo a la abeja maya!!
De las otras que mencionas no tengo idea!!
Y ahora, en este mundo global, dudo que vuelva a suceder esto de no conocer las caricaturas.
:)
Que irónico que tu infancia en Chiapas fuera más europea que la de la ciudad de México.
Zocadiz, tienes razón ahora con la red todo es posible. Me da gusto que conozcas a la abeja Maya.
LFP. Creo que ahí puede estar la explicación de todas mis obsesiones respecto al viejo mundo. Ahora solo queda Japón. Siguiente destino: Tokio y sus cerezos en flor.
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