
En mi caso, las interrogantes respecto a lo práctico de esta nueva modalidad de lectura de baño son considerables:
¿Es de buena calidad la tinta utilizada para este menester o corremos el riesgo que se quede impreso un salmo de nalga a nalga?
Sería terrible llegar al baño y darse cuenta que el capítulo en el que te quedaste fue utilizado por la tía Amparito y lo ha dejado prácticamente ininteligible.
O de plano sustituyas el libro por el papel de baño, ya que por lo menos en los viajes resulta una joyita.
No faltará aquel, decida impregnar una raja de canela en su ropa interior antes que utilizar, el cuadrito de papel con la frase célebre que le cambió la vida durante una placentera evacuación.
Como los fragmentos que imprime la empresa productora del ingeniosillo papel son clásicos de dominio público, no necesitan pagar derechos de autor. Así que podrían servir como soporte de lanzamiento para nuevos escritores. Solo los buenos podrían sobrevivir entre tanta mierda.
Quizá la siguiente modalidad de este blog, sea en rollo ultra resistente y con olor a manzanilla.
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