miércoles, 21 de mayo de 2008

Azul ternura

Ramas de almendro en flor, 1890.
Hoy recordé una pintura que está en una apartada esquina del Van Gogh Museum Amsterdam. Pasa desapercibida, no es muy popular, pero fue inevitable mirarla y quedarme ahí durante largo rato.

Pensé en el cuadro durante mi carrera matutina. Al cambiar de circuito me encontré con un sendero lleno de arbustos en flor. Previo al amanecer, apareció el azul ternura sobre el que Van Gogh pintó Ramas de almendro en flor.

Color blanco salpicado de amarillo melancolía se mezcla con toques de rosa compasivo. El movimiento de su apesadumbrado pincel transmite una impenetrable paz. Más cercana a una estampa japonesa que a sus tórridos encuentros con un lienzo.

Este discreto óleo es mi favorito de toda su obra. Transmite una extraña felicidad. Van Gogh pinta este motivo porque acaba de ser tío. La esposa de su hermano Theo da luz un varón al que llaman Vincent en su honor. La reprografía no le hace justica al original, pero puede darles una idea de la sutileza alcanzada por un temperamento como el de este artista.

No soy experta en pintura, pero conozco mis sensaciones. Aquello que me provoca alguna emoción o me conmueve es digno de ser compartido.

"Aún cuando no fuera necesario firmar la pintura: Reconocerán seguramente mi trabajo en el futuro, y escribirán acerca de mi cuando haya muerto y me haya ido. Me encargaré de eso, si todavía puedo vivir un poco más de tiempo" VVG. Fragmento de una carta a Kerssemakers.

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